A través de los años el espacio en donde se discuten los temas políticos, que deberían interesarle a cada ciudadano, se va rediseñando y acoplando a los avances tecnológicos y sociales.
Cuando me refiero a este espacio, quiero decir el espacio público mediático donde intervienen los medios de comunicación en el ámbito, más que todo, político de la sociedad.
En un principio los griegos tenían una clara línea que diferenciaba entre lo privado y lo publico por medio de las conversaciones en el ágora, se tomaban todas aquellas decisiones que afectaban a la ciudad. Sin embargo, en el hogar se cultivaban intereses privados.
Asimismo, los romanos evolucionan y lo público tiende a mezclarse con lo privado ya que este primero se convierte en el ámbito indicado más para obtener notoriedad pública, que para tomar decisiones determinantes de la realidad nacional.
Es así como se llega a la actualidad, un mundo mediático en el que la línea divisoria entre lo privado y lo público se disipa. Pero ¿de qué sirve esto? ¿Realmente ayuda que la esfera pública estatal esté dentro de un cubo de cristal donde todos los ciudadanos la puedan observar?
En mi opinión, sirve de poco y casi nada. Ya que en este espacio público mediático son los medios las que lideran la agenda (Vea figura 1) que no acerca a los ciudadanos con el gobierno, sino que se crea una esfera lejana. Generando, a la larga, más desinterés en los ciudadanos por la política.
Cuando me refiero a este espacio, quiero decir el espacio público mediático donde intervienen los medios de comunicación en el ámbito, más que todo, político de la sociedad.
En un principio los griegos tenían una clara línea que diferenciaba entre lo privado y lo publico por medio de las conversaciones en el ágora, se tomaban todas aquellas decisiones que afectaban a la ciudad. Sin embargo, en el hogar se cultivaban intereses privados.
Asimismo, los romanos evolucionan y lo público tiende a mezclarse con lo privado ya que este primero se convierte en el ámbito indicado más para obtener notoriedad pública, que para tomar decisiones determinantes de la realidad nacional.
Es así como se llega a la actualidad, un mundo mediático en el que la línea divisoria entre lo privado y lo público se disipa. Pero ¿de qué sirve esto? ¿Realmente ayuda que la esfera pública estatal esté dentro de un cubo de cristal donde todos los ciudadanos la puedan observar?
En mi opinión, sirve de poco y casi nada. Ya que en este espacio público mediático son los medios las que lideran la agenda (Vea figura 1) que no acerca a los ciudadanos con el gobierno, sino que se crea una esfera lejana. Generando, a la larga, más desinterés en los ciudadanos por la política.
¿CÓMO FUNCIONA LA AGENDA?
Entonces, si el contacto y retroalimentación directa entre gobierno y ciudadano no es lo primordial en el espacio público mediático ¿Qué es lo más importante? La respuesta a esta pregunta radica en una visibilidad aparente de los gobiernos donde se mezclan intereses de los medios de comunicación y del marketing, dejando por ultimo un periodismo responsable que informa a los ciudadanos.
**Análisis hecho con base en el primer capítulo del libro La política mediatizada del autor Félix Ortega
**Análisis hecho con base en el primer capítulo del libro La política mediatizada del autor Félix Ortega